Bajo las elevadas temperaturas de Paris en pleno mes de julio, el hotel Westin, (para los más nostálgicos, el Hotel Continental) fue el lugar que eligió el diseñador Josep Font para mostrar cómo la calma, la delicadeza y la elegancia pueden ir de la mano en este eufórico mundo de la moda. Como seña de identidad, el “buen gusto” y como bandera “el optimismo ante la crisis”. En esta ocasión, Font se basó en las pinturas y el estilo del pintor estadounidense Frank Stella, tal y como se pudo apreciar sobre la pasarela.